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El síndrome de abstinencia es una serie de reacciones fisiológicas y psicológicas que aparecen cuando una persona que sufre adicción a alguna sustancia psicoactiva deja de consumirla. En el blog de hoy te explicamos qué síntomas pueden aparecer teniendo en cuenta el nivel de dependencia del sujeto. Especialízate con nuestros cursos en Farmacología y aprende cómo afectan las drogas en los organismos vivos y cuál es su mejor tratamiento.

Qué es el síndrome de abstinencia

El síndrome de abstinencia, conocido comúnmente como “el mono”, altera el estado de salud. Por lo tanto, si no se trata adecuadamente puede provocar serios problemas.

El cerebro contiene una zona de células que permiten que el ser vivo obtenga placer al realizar determinadas actividades como beber, comer y mantener relaciones sexuales. Las sustancias adictivas como el alcohol, el tabaco, la cocaína, el cannabis, la cafeína, etc., también poseen compuestos semejantes que. En este caso, además de producir placer, también se desarrollan las emociones satisfactorias. Estas son el entusiasmo, la alegría y la serenidad, capaces de enfrentar momentos difíciles.

Cuanto más se consume sin necesidad de esfuerzo, el deseo aumenta y se convierte en deseo patológico. Eso significa que el adicto se encuentra constantemente buscando esta recompensa o gratificación. Pero, por otro lado, cuando se deja de administrar la sustancia, aparecen síntomas psíquicos y físicos.  Así es como la repetición del consumo aumenta y consiguientemente aparece el síndrome de abstinencia, por miedo a que este aparezca.

Síntomas producidos por consumir drogas

Los síntomas producidos por consumir drogas varían según el producto empleado, la cantidad, el tiempo que se lleva desarrollando la dependencia y el organismo de cada persona. La intensidad y gravedad también se verá influenciada por estos factores.

Los efectos de la drogodependencia se producen especialmente cuando su consumo es continuado y se expone repetidamente, durante semanas o meses. Incluso el uso frecuente exige tomar cada vez mayores cantidades para lograr el mismo efecto. En consecuencia, el deseo de consumir sustancias adictivas de forma compulsiva y poco natural ocurre precisamente para no sufrir una serie de malestares como ansiedad, temblores, alucinaciones, nerviosismo, dificultades para dormir, rigidez muscular, etc.

A continuación, se muestran algunos de los síntomas más frecuentes que aparecen en función de la sustancia adictiva:

  • Alcohol: Temblores, insomnio, deshidratación, sudoración, náuseas.
  • Tabaco (nicotina): Ansiedad, irritabilidad, dolor de cabeza, problemas de concentración, insomnio, aumento de apetito y de sueño.
  • Ansiolíticos: Debilidad, malestar general, insomnio, delirio y depresión.
  • Anfetaminas: Cansancio, trastorno del sueño, inquietud, alteraciones del apetito, irritabilidad y humor depresivo.
  • Barbitúricos: Ansiedad, insomnio, temblores, delirio y convulsiones.
  • Narcóticos (morfina, heroína y opio): Lagrimeo, irritabilidad, temblores, bostezos, respiración agitada, aumento del ritmo cardíaco, dolor abdominal, pupilas midriáticas, insomnio, vómitos, diarrea, fiebre, calambres musculares y pérdida del apetito.
  • Cocaína: Depresión, irritabilidad, insomnio, cambios en el apetito, náuseas, letargia, anergia, enlentecimiento psicomotor, trastornos en el ritmo del sueño, hipersomnia, apatía.
  • Cannabis: Insomnio, hiperactividad y disminución del apetito.
  • Inhalantes: Insomnio, aumento del apetito, depresión, irritabilidad y dolores de cabeza.