Evitar que se produzcan efectos adversos es uno de los principales objetivos de los medicamentos que se comercializan. Si bien es cierto que estos se someten a un riguroso control de calidad y seguridad, sí existe la posibilidad que la ingesta de determinados fármacos provoquen algunas reacciones en los pacientes.
Estudiar farmacología te permitirá conocer qué fármacos son más eficaces para cada tipo de patología a tratar así como sus posibles reacciones adversas.
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¿Qué son los efectos adversos?
Los efectos adversos son síntomas o efectos secundarios no deseados que pueden aparecer después de ingerir un medicamento o tras someterse a un tratamiento médico. Este tipo de reacciones pueden ser síntomas físicos, como dolor, náuseas o reacciones alérgicas graves, o alteraciones en el estado de ánimo y en el comportamiento.
Es muy importante informar al médico si se llega a experimentar cualquier tipo de efecto secundario durante o después de un un tratamiento farmacológico. Generalmente, cuando aparecen reacciones adversas, significa que el medicamento o la dosis en cuestión no es la adecuada para la persona que lo toma.
Tipos de reacciones adversas a los medicamentos
Las reacciones adversas a los medicamentos pueden ser más o menos graves y, generalmente, están relacionadas con las dosis ingeridas del medicamento. Además, según la frecuencia de aparición de estas reacciones, pueden clasificarse en muy frecuentes, frecuentes, poco frecuentes, raras, muy raras y frecuencia no conocida.
En cualquier caso, cuando se empieza a administrar un fármaco, siempre hay que tener presente la posibilidad de que aparezcan efectos secundarios. Si durante o después de la toma de un medicamento aparecen síntomas, el primer paso es siempre acudir a un profesional de la salud para que valore el caso.
A continuación, vemos cuáles son los seis tipos de reacciones adversas a los medicamentos (RAM) que existen:
Tipo A
Es el tipo más común de efecto adverso y poco grave. Suelen presentarse como efectos secundarios comunes que se producen con cierta frecuencia y que, normalmente, suceden mientras se está tomando el medicamento. La mayoría de las veces, estos efectos se pueden tratar realizando cambios en la dosis del medicamento.
Algunos síntomas que pueden presentar son mareos, somnolencia, náuseas o vómitos.
Tipo B
Este tipo suele referirse a efectos adversos que ocurren con poca frecuencia, poco comunes y muy leves. Se trata de sintomatología que acostumbra a desaparecer sola, pero es importante informar al médico si se detectan anomalías en el cuerpo, ya que seguramente se deba ajustar la dosis o la forma de tomar el medicamento.
Generalmente, los síntomas son debidos a mecanismos inmunológicos y suelen aparecer en forma de dolor de cabeza, dolor abdominal y cambios en el apetito.
Tipo C
Estos efectos adversos se producen como consecuencia de la administración de tratamientos largos y continuos. Las reacciones adversas que constituyen este tipo son menos comunes, pero más graves que los tipos A y B, incluso pueden requerir de atención médica inmediata.
Los síntomas que pueden aparecer son reacciones alérgicas graves y otras reacciones al medicamento como necrosis tisular.
Tipo D
Las reacciones de este grupo suelen aparecer un tiempo después de la toma del fármaco. Se trata de efectos secundarios poco comunes que ocurren con poca frecuencia y que no se han detectado durante los ensayos clínicos antes de que el medicamento fuera aceptado. Son reacciones graves parecidas a las del tipo C que requieren de atención médica.
Tipo E
Estos efectos adversos aparecen después de dejar de inmediato y de forma brusca la toma de un fármaco. Los síntomas que caracterizan este tipo son provocados por agentes ajenos al principio activo del fármaco.
Tipo F
Este tipo se ha incluido recientemente y las reacciones adversas que presenta son debidas a impurezas, excipientes, contaminantes o medicamentos caducados.
Fórmate en farmacología y aprende a utilizar los fármacos adecuados en función de cada sintomatología.