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Las lesiones deportivas son un riesgo que puede padecer cualquier persona que practique algún tipo de actividad física. Sin embargo, en función de la genética se puede ser más o menos propenso a sufrirlas. En este blog explicaremos cómo se producen, cuáles son las más comunes y cómo tratarlas. Además, también hablaremos de las medidas preventivas importantes que se deben tomar para evitar este tipo de lesiones. ¡Sigue leyendo para no perdértelo! Y si quieres especializarte en el sector y ampliar tus conocimientos puedes realizar nuestro Máster en Tratamiento de Lesiones Deportivas.

¿Por qué se producen las lesiones deportivas?

Las lesiones deportivas ocurren mientras se realiza una actividad física o bien durante la práctica de un deporte. Pueden producirse de diferentes maneras. Una de ellas y, de las más usuales, son por accidentes. No obstante, también pueden aparecer por falta de calentamiento previo o entrenamiento. Por ejemplo, haciendo una mala práctica de la actividad, cargando demasiado un músculo, entrenando excesivamente o el sobreesfuerzo. O bien también por el uso de ropa y un equipo inadecuado.

¿Cómo prevenirlas?

Para prevenir este tipo de lesiones se deben mantener unos hábitos deportivos saludables. Una buena manera de impedir que ocurran es mediante el calentamiento previo, de al menos diez minutos de duración. Este calentamiento debe cubrir las principales áreas ejercitadas durante el deporte y las zonas más susceptibles de sufrir alguna lesión como el cuello, muñecas o tobillos. Y, asimismo, realizar estiramientos musculares al finalizar para evitar contracturas o roturas de fibra. También se aconseja incorporarse a la práctica deportiva de forma progresiva y hacer ejercicio funcional previo, sin excederse.

¿Cuáles son los tipos de lesiones deportivas más comunes?

Existen dos tipos de lesiones deportivas:

Agudas

Las lesiones agudas ocurren de repente mientras se está haciendo ejercicio o jugando. Y se dan en un momento determinado por un esfuerzo puntual y violento. Las más comunes son las siguientes:

Esguinces de tobillo

Este tipo de lesión es muy habitual en la práctica deportiva, aunque también en la actividad diaria. En la mayoría de los casos se produce a causa de un movimiento del pie hacia dentro y, esto, provoca tensión en los ligamentos. Sus síntomas más comunes son el hematoma y el dolor. Y se da principalmente en deportes de impacto.

Lesiones musculares

Las lesiones musculares de producen por sobreesfuerzos, traumatismos o movimientos forzados. El desgarro muscular consiste en la rotura de las fibras que componen el músculo y puede generarse por un golpe o contusión, o por una contracción brusca sobre el músculo. El síntoma más común en este caso es un dolor repentino, agudo y localizado.

Fracturas de huesos

Las fracturas son las lesiones más serias que pueden afectar al hueso. Esto se puede producir debido a caídas o a activadas musculares excesivas que se alargan en el tiempo. En la mayoría de los casos, se requiere de inmovilización, reposo y rehabilitación.

Crónicas

Las lesiones crónicas aparecen después de practicar un deporte o hacer ejercicio durante mucho tiempo. Se producen por movimientos repetitivos y se caracterizan por aparecer de forma periódica.

¿Cómo tratar las lesiones deportivas?

En primer lugar, el tratamiento inicial para las lesiones deportivas es con el método RICE. Es decir, la abreviación de reposo, hielo, compresión (poner presión sobre la herida) y elevación (elevar el área lesionada a un nivel más alto que el corazón). Esto permite ayudar a reducir el dolor y la hinchazón después de una cirugía o de una lesión, como una torcedura, un esguince, un moretón, un hueso roto, etc. No obstante, los médicos también tratan las lesiones más graves con medicamentos. Sin embargo, el tratamiento cambia en función de la gravedad de la lesión y la intensidad del dolor.