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En los últimos años, la pandemia y otros acontecimientos han disparado el número de casos de ansiedad. España es uno de los países del mundo donde se consumen más tranquilizantes en relación con el número de habitantes. ¿Cuáles son los ansiolíticos más comunes y qué efectos y contraindicaciones tienen? Vemos cómo se clasifican a continuación. Especialízate con el Máster en Farmacología Clínica para ampliar tus conocimientos y habilidades profesionales en este ámbito de la salud.

¿Qué son los ansiolíticos y para qué se utilizan?

Los ansiolíticos son fármacos que se utilizan para reducir o eliminar la ansiedad. Según el tipo y la forma de administración, se pueden usar tanto para casos puntuales, como para un ataque de ansiedad o trastornos de ansiedad crónica.  Además, también se pueden prescribir ansiolíticos para dormir con el fin de evitar el insomnio. Los ansiolíticos actúan sobre el sistema nervioso central, generando efectos sedantes, anticonvulsivos y amnésicos.

Clasificación de los ansiolíticos más comunes

En general, los ansiolíticos son unos psicofármacos que actúan sobre el cerebro y la médula espinal. No obstante, en función de los efectos que genera, podemos distinguir los siguientes tipos de tranquilizantes:

Benzodiacepinas

Son los ansiolíticos más comunes en la actualidad. Las benzodiacepinas actúan sobre los receptores GABA e inhiben la actividad de la serotonina. Proporcionan relajación y ejercen un efecto sedante (de mayor o menor duración), según el fármaco. Algunos ejemplos son el diazepam, el lorazepam, el alprazolam o el bromazepam. Pueden generar dependencia, por lo que no se deberían tomar de una forma continuada y siempre siguiendo las indicaciones de un profesional.

Barbitúricos

Estos medicamentos se empleaban antes de que aparecieran las benzodiacepinas en los años 60.  Contienen ácido barbitúrico, que provoca una gran dependencia. Actualmente, los Los barbitúricos solo se utilizan contra las convulsiones y en intervenciones quirúrgicas específicas.

Buspirona

Este fármaco apenas tiene efectos secundarios, no interactúa con otras sustancias, no provoca sedación ni afecta al rendimiento cognitivo. La desventaja de la buspirona es que es de acción lenta: sus efectos se notan a partir de los 15 días de tratamiento.

Antihistamínicos

Son otros de los fármacos ansiolíticos más comunes y también actúan contra las alergias o el insomnio, pero no todos los antihistamínicos tienen un efecto sedante, de hecho algunos provocan fatiga a lo largo del día. Algunos ejemplos de antihistamínicos son: la difenhidramina, la hidroxizina y la doxilamina. Normalmente, se pueden comprar sin receta médica.

Clorazepato

El clorazepato se emplea en los casos leves de ansiedad, para no tener que recurrir a las benzodiacepinas. También es una mejor opción para tratar los casos puntuales de ansiedad, ya que puede generar dependencia.

Ansiolíticos naturales

Como ansiolíticos que no crean dependencia y que son más naturales, actualmente, encontramos varias hierbas medicinales con efectos sedantes y sin necesidad de receta médica. Algunos ejemplos de “ansiolíticos naturales” son los siguientes:

  • Valeriana: es eficaz y un relajante efectivo para combatir el insomnio y los trastornos gastrointestinales.
  • Tila: un relajante mental y muscular que contribuye a calmar la tensión.
  • Pasiflora: sus efectos son parecidos a los de las benzodiacepinas, pero sin química y creación de dependencia. Es una opción natural relajante y útil contra el insomnio.
  • Melisa: reduce rápidamente el nerviosismo y puede ser una aliada para conciliar el sueño.

Existen más fármacos naturales y artificiales contra la ansiedad, pero estos son los ansiolíticos más comunes. En cualquier caso, recuerda que es importante acudir a un profesional para adecuar el tipo de tratamiento más adaptado a las necesidades y malestares de cada persona.