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En un momento en que la gripe y los resfriados están a la orden del día, son muchas las personas que optan por automedicarse. Sin embargo, esta es una mala práctica y tiene sus consecuencias para la salud, ya sea a corto o a largo plazo. Hablemos sobre la automedicación y los riesgos de utilizar los medicamentos por decisión propia, sin contar con la recomendación médica.

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¿Qué es la automedicación?

La automedicación es el uso de fármacos sin receta médica. Esto sucede cuando una persona toma un medicamento sin la recomendación de un médico o lo ingiere para tratar una condición distinta a lo prescrito. 

“Me duele la cabeza, voy a tomarme un ibuprufeno” o “tengo unas décimas de fiebre… probaré con el antibiótico que me queda de cuando estuve con gripe”. Estos son algunos ejemplos de automedicación muy recurrentes en la sociedad.

Automedicarse es una práctica muy habitual, pero ¿es seguro hacerlo? Si bien es cierto que hay medicamentos que no requieren prescripción médica, estamos hablando en su mayoría de productos químicos que producen efectos y posibles consecuencias en nuestro cuerpo. Por lo que siempre es recomendable consultar al médico y que sea el especialista quien estime el tratamiento más oportuno.

Tipos de automedicación

Hay varios tipos de medicamentos que se suelen tomar de forma libre y sin receta, como los analgésicos paracetamol o ibuprufeno, o los antihistamínicos, los antiácidos y los laxantes. Y sobre su ingesta, hay diferentes formas de automedicarse: 

  • Automedicarse sin autorización médica (se trata de fármacos de venta no libre).
  • Automedicarse con fármacos que ha prescrito el médico para una patología o afección
  • anterior, creyendo que también servirán para la de ese momento.
  • Automedicarse con fármacos que han sido prescritos por personas que no son médicos.
  • Automedicarse con medicamentos que ha utilizado otra persona para una dolencia similar.

Además, más allá de que automedicarse es una práctica desaconsejable, al hacerlo la mayoría no consulta los usos, las advertencias y los efectos adversos que suponen el consumo de ciertos fármacos.

¿Por qué no hay que automedicarse y cuáles son los riesgos?

Es importante tener en cuenta que la automedicación es una práctica muy peligrosa, ya que los medicamentos pueden tener efectos secundarios no deseados. Cualquier fármaco debe ser recetado por un profesional de la salud, quien contempla también la ingesta de otras medicinas, alimentos o suplementos.

Por otro lado, la automedicación impide el diagnóstico de una enfermedad subyacente y puede conducir a complicaciones más graves si no se reconoce de forma temprana. Los principales riesgos asociados con la automedicación son los siguientes:

Efectos secundarios no deseados

La ingesta de medicamentos sin receta médica puede provocar efectos secundarios no deseados, así como alergias en determinados casos, incluso si se siguen las instrucciones escritas en la etiqueta. Y es que un medicamento que creemos que va a curar o aliviar un síntoma, puede causar el efecto contrario. 

Interacciones entre medicamentos 

Ciertos medicamentos recetados y de venta libre interactúan con otros medicamentos, alimentos o suplementos. Estas interacciones también contribuyen a generar diferentes efectos secundarios y, a la vez, reducen la eficacia del tratamiento. 

Diagnóstico erróneo

La automedicación impide el diagnóstico de enfermedades más graves, como una infección bacteriana, una enfermedad de transmisión sexual o una enfermedad crónica, lo cual llega a suponer complicaciones más graves en el futuro.

Sobredosis

En el caso de ingerir una cantidad inadecuada de ciertos fármacos, puede producirse una sobredosis. Esto resulta especialmente peligroso si se toman varios medicamentos al mismo tiempo.

¿Qué se debe hacer en lugar de automedicarse?

En lugar de automedicarse, ante cualquier afección es importante consultar al médico. Si bien los medicamentos de venta libre pueden ayudar a aliviar los síntomas de algunas dolencias, los medicamentos de prescripción médica, como su propio nombre indica, deben ser pautados por un profesional de la salud. Esta es la única vía para hacer un uso seguro, eficaz y responsable de cada medicamento. 

En definitiva, la automedicación es una práctica peligrosa y conlleva consecuencias severas para la salud. De modo que, frente a cualquier dolencia o patología se debe recurrir al consejo médico profesional.

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